viernes, 3 de octubre de 2008

LAS MENTIRAS QUE UTILIZA LA BURGUESÍA CONTRA LOS MAESTROS

Mitos argentinos

Ante cada lucha de los trabajadores de la educación, los gobiernos recurren a una serie de mentiras (o “mitos”) para intentar deslegitimar nuestra lucha y reclamos; que no son naturalmente sectoriales.

Por Virginia Pescarmona, docente de la Corriente 9 de abril, Lista Marrón en UTE.

¿Por qué?: porque la lucha de la docencia es por la educación pública; por la educación de los hijos de los trabajadores y el pueblo pobre; contra los recortes presupuestarios; por condiciones dignas de enseñanza y aprendizaje.

Ese sentido tan poco común
El gobierno, desde los medios capitalistas que reparten ideología, suele sostener un “sentido común”, que no propusimos desmentir. A ver:

1) “Tienen el privilegio de tener 3 meses de vacaciones”
Falso. Primero porque son 40 días. Y falso que es un privilegio, porque no son más que los días que le corresponden a cualquier trabajador con antigüedad. Lo que no dice el gobierno es que este derecho (justo y necesario), se le arrebató a la inmensa mayoría de los trabajadores mediante la precarización laboral; el trabajo en negro, etc. Incluso son miles y miles los docentes que no gozan de este derecho por una situación laboral precaria, o porque lo arrancaron del estatuto.

2) “Trabajan 4 horas”
Falso (también). Porque el salario inicial de un maestro es de 1.290 pesos (que apenas supera la línea de pobreza); con básicos de 400, 500 ó 600 pesos, frente a una canasta familiar que ronda los 4000 pesos. Un docente, muchas madres y jefas de hogar, con ese sueldo de 4 horas no puede vivir ni ella ni su familia. La situación salarial nos “obliga” a tomar 2 ó 3 cargos para cubrir mínimamente las necesidades (lo mismo que suele ocurrirles a las obreras y obreros, cargándose con horas extras). Lo correcto sería trabajar 4 horas y tener tiempo y recursos para planificar y preparar mejor las clases; leer y capacitarse más; corregir mejor, etc.

3) “Trabajo seguro”
Falso (tres). Es tan seguro que de un día para otro se cesa y hay que empezar a rodar por diversas escuelas. No hay pre-aviso ni seguro de desempleo. Encima, al hacer suplencias, se cobra a los tres meses.

4) “No trabajan; son vagos”
Hipocresía. Cualquiera que pueda darse una vueltita por una escuela del país, podrá rápidamente constatar una serie de cuestiones que hacen al trabajo docente una actividad alejada de la vagancia (que además se nutre de otros oficios).
Los docentes recibimos alrededor de 30 niños por jornada (superpoblación), atendemos tareas como desayuno/merienda, comedor y limpiamos (camareras); hacemos trámites de becas o conseguimos actualización de documentos (administrativas); vacunas, revisaciones médicas, curamos, sacamos piojos (médicas/enfermeras); anteojos, zapatillas (asistentes sociales); atendemos padres con todo tipo de problemáticas y consultas (psicólogas), y además somos (orgullosamente) maestras: conseguimos materiales, diagnosticamos, planificamos, organizamos actividades, corregimos, preparamos actos, cuidamos recreos, y (cuando queda tiempo) enseñamos a leer y escribir, a contar, a lavarse los dientes, a ser solidarios, a no maltratarse, etc…


5) “No saben nada”
Hipocresía (dos). Para ser docente hay que estudiar. Aunque, desde ya, los terciarios y la universidad cargan con el vacío presupuestario y la crisis educativa que imponen sobre toda la educación pública. Pero para seguir siéndolo hay que hacer cursos (muchas veces pagos) fuera del horario escolar. Para poder trabajar con niños/as y adolescentes hay que seguir las noticias, las novedades tecnológicas, etc. Es el gobierno el que no ofrece el derecho a una capacitación gratuita, en servicio y de calidad. En cambio, son los docentes que hacen todo el esfuerzo por mantenerse actualizados, capacitarse; optar por un libro, etc.

6) “Los docentes son faltan; y hacen muchos paros”
Otra hipocresía (¿y van…?). Son las/os docentes los que sostienen día a día la educación pública. Si no fuera por la lucha docente, mucho peor sería la situación de desmantelamiento y falta de presupuesto. Pero además son los docentes los que cargan con el cansancio de la jornada y condiciones en que trabajamos. Cargan con enfermedades laborales no reconocidas, como los problemas de garganta; dolores musculares de todo tipo; lumbalgias, dolores cervicales; várices, migrañas (por los niveles de ruido), etc. Además de los problemas de índole psicológico, por hacerse cargo de la crisis de la educación; de la cual los gobiernos se desentienden, para responsabilizar a los docentes.

Desde la Lista Marrón sostenemos que somos los docentes, junto a los padres y los estudiantes los que debemos luchar por defender la educación pública, por salario y condiciones laborales para los docentes, por becas para todos los estudiantes y por presupuesto para trabajar en edificios dignos, con materiales adecuados. Demos juntos esta pelea.

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